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SIN VÉRTIGO

Otra vez recorrí, de vuelta, las playas de otros tiempos


tan distantes.


Escuché las olas reventar en el malecón,


susurros casi olvidados.


Arriba, en el piso 18 erigido sobre los sueños de mi infancia,


volví a contemplar el amanecer junto a la orilla


sintiéndome un gránulo de arena, una nonada


agitada en pleamar, confuso entre tantas construcciones


tantas novedades bajo un cielo antiguo, casi gris


como mis púberes días saturados de incertidumbres.


Una vez devuelto a superficie, mi corazón


quiso hacer justicia


no aferrarse a los tablones de otros tiempos


siempre oscilando entre ola y resaca,


estrecharse, sí, a los latidos reforzados en otras latitudes.


Volví a emprender los pasos de la madurez


con la firmeza que otorga un amor sencillo,


sin contratiempos


como las espuma blanquecina que se agita


en su encuentro con la playa, cuando


la observo, por última vez

desde la altura que se anuncia, sugestiva,


en un piso dieciocho.

Comentarios

ecasual ha dicho que…
Singular. Bellísimo.

Un beso y... ¡felices fiestas!
Ricardo Olvera ha dicho que…
Desde un piso 18
Abrazos y una felicitación en estas fechas

Hermoso escrito!

Saludos