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Tarántula



TERROR

La tarántula se acerca al ojo
maniobra bélica estudiada (milímetro a milímetro).
Los molinos al asecho, a contraataque.
En el torbellino es fácil perderse
y decir que no pasa nada
no pasa nada cuando falla la tarántula
y hiere en la mejilla en el templo en las escuelas
o el molino muele casas con sus aspas la ciudad,
y miles de niños destrozados se convierten
en daños colaterales.
Descarga ineludible, dicen, como se esperaba,
a pesar de inconvenientes.
Las pieles despedazadas rompen el silencio de la muerte,
hay que guardar este día, dicen,
en el aliento de la historia.
Hay que guardar este día, la imagen,
y un minuto de silencio por la historia mutilada
por miles de niños destrozados y, dicen,
no pasa nada no pasa nada.
(Este humo ¿será de mi cigarro o atisbos del cataclismo?)

CERCA DE MI CASA

Cerca de mi casa
a dos manzanas (¿y una pera?)
hay un parque con nombre
con nombre de capital europea
(que me hace estremecer sin venir al caso).
Y sus árboles también llevan su nombre
grabado en el cartel clavado a su diestra.
Un poco mas allá,
sin salir del paraíso
los campos de juego y pelotas
que se abarrotan los fines de semanas.
Y un olor a comida casera de otras tierras
te abre el apetito
con toda la familia piel canela
que se aglomera
para celebrar el día de asueto
después del partido familiar (o casi).
Hay un gran merendero ocupado
por comensales y voces y risas
y una alegría desbordante
que sacia el apetito aunque no hayas comido.
Si vas entre semana, claro,
solo los árboles, las plantas,
césped, hoja y tierra
te acompañan.
Y ese nombre de capital europea.

LA HEROÍNA

No.
No es un animal.
Aúlla
queriendo amurallar la angustia.
Cae en el ensueño
por dentro por fuera
se acerca hacia el abismo
la soledad.
Muerde la poción que narcotiza
a través de la piel despellejada
herida
y empieza a sentirse la heroína
del cuento.
Esa calma, esa fuerza contenida
¿cómo descubrir que es ilusión
cómo entender que esa partícula
de luz no es el encanto
ni el caballo en que cabalga
hacia la victoria?
En su soledad postrera aúlla
princesa de papel resquebrajado
pero no,
no es un animal.

POR LOS AIRES

Abajo la ciudad  se hunde en la emergencia
se contrae, coches de juguetes, casas miniaturas.
Arriba buenas noches señores pasajeros el vuelo y lo demás
mientras tragas saliva
sobre alas de águila aceradas la ciudad se te desprende
tu ciudad que aún no sabes cómo despedirte
con el puño que te oprime donde menos lo necesitas.
La silueta en la penumbra la absorbe
si acaso chispas de luces diminutas que te evocan
algún un juego electrónico o virtual.
Imposible prepararte para el nuevo destino
imposible mantener la calma,
soñar con nubes o angelitos de quita y pon,
las ventanillas de emergencia  te perturban
máscaras de oxígeno, salvavidas, aeromozas enervantes
qué proyecto te puedes inventar
para prescindir de toda esa parafernalia a diez mil pies de altura
y jurarte que no vuelves a montarte, no vuelves
aunque se llene tu corazón de amor
tu sesera de esperanzas y tus labios de promesas por cumplir.

MÁSCARA
Antes de que se cierre la noche
respiremos del mismo aire
con máscaras de fantasía
dejemos a un lado cuánto
oxígeno contaminado
los desabrimientos
condensémonos
en tu rostro
ahora

TESTIGO

Fortaleza de piedras con fisuras
surgida del mismo barro rojo
polvos de conciencia y tierra
y mucho de sudor humano.
Por favor, no me pidas que bese
tus arenas
ni que cubra con mi sangre la extensión  del territorio.
Eso lo dejaremos para
los que quieren vestirse de patriotas inútiles.
Prefiero ser el pájaro que avizora
más arriba de las nubes que rascan tus cúpulas doradas
y dejar constancia entre mar y mar
entre continente y continente
del esfuerzo  decidido por encontrar el camino.

ALIANZA

La noche aliada porque sí
envuelve de especias al amor
(y de otras hierbas aromáticas).
Noche de candelabros apagados
suficiente con la luz de la pasión
que abrasa las entrañas
penetrando hasta el vértigo,
hasta el último rincón del alma.
La noche,
dos cuerpos  en fusión
sin más testigos.

GESTACIÓN

Hoy pinto el viento en el lienzo de la desnudez
con el pincel relámpago que me ofrece el azar.
El firmamento se ofrece de espejo
para que pueda perpetrar mi hazaña así,
sin demasiado aspaviento, sin
portavoces de miseria, sin gusanos.
Concluida la obra,
hasta la próxima inocencia,
el siguiente respiro,
la herida por venir.

ERUPCIÓN

El volcán de Babilonia expande nuevamente
sus últimas cenizas
de ansiedad y espanto.
El guachimán enajenado
entre lengua y devoción
después de la torre caída
se enarbola en defensor
de libertades abstractas
con espíritu de guerras y batallas pavorosas.
Quiere sostener el cielo con sus alas
y el cielo se le escapa por los lados
sin que llegue la hora del sosiego,
los días de palomas prometidas.
Ya no queda tierra en Babilonia que besar
que no contenga la lava del agravio.

ES LA HORA

Me han hablado de una paz que deja huellas
de una paz que se extiende
con el viento y las placentas
de todas las madres esperanzadas.
Una paz sorprendente que no llega
porque aún no hemos aprendido a construir
el jardín donde plantar la memoria del gozo
la confianza de corazones inocentes
que no llegan a vivir
más de lo que una bomba aterradora les permite.
Creo que ha llegado la hora exacta
de que todos los teléfonos
dejen de activar miserias y
se fusionen en un único diálogo,
en una sola lengua (llamémosla paz)
que nos salve del mármol del adiós anticipado,
de la iniquidad de los fanáticos.

  UÑA Y CRISTAL
La uña en el cristal
escarbó el último atisbo de los días
que no se podían contar.
En adelante el espejo se transmutaría
en predicciones, episodio en perspectiva,
en sueños sorprendentes y esperanza.
LECCIÓN DE ANATOMÍA A LA DESESPERADA
El frágil esqueleto del monstruo
va dejando atrás su rastro de ADN
estampando las señales en los bucles dormidos
sobre las orejas que descansan (tiernamente) en la cuna.
Ojos y narices sin cuerpo
huelen la luz a la hora punta
ambicionan reparar tejados que gotean sangre desde la buhardilla.
Piernas-brazos sin carne ni huesos
anhelan confinar los sueños en los sueños (¡terribles terribles!)
para atreverse a cruzar la última esquina
antes que el futuro exhale su hambre de infortunio.
Solo falta una boca que escupa la ignominia,
manos que sellen las persianas para borrar espectros
(que congelan pasos y salidas),
sexos que siembren la simiente del aliento en un nuevo monte.
A falta de entusiasmo del rey sol o del director de orquesta (los de labios sellados sartén por el mango y bolsillos tintineantes)
el artesano usa su lápiz y denuncia en la palabra
su último gesto de batalla.

ADIVINANZA

Eres lluvia
eres deseo
el sonido del más leve aliento.
Eres movimiento de serpiente
alternativa de la imaginación
frescura dibujada en los sentidos
sin manchas sin palabras.
Eres tú
eres tú la luz que flota en mis esencias
la exploradora de mi savia
mi voz y mi alimento.

LA MAQUINARIA DE LA VIDA

La maquinaria de la vida no quiere forcejear
ni yo entrometerme en sus asuntos.
Suficiente tengo con tormentas que arrastran desconciertos
en batallas que quién sabe cuándo empiezan
ni por qué.
La discusiones ya no van por horas
se ceden por años o por kilos, se regalan,
su peso se mide con violencia:
a mayor brutalidad
más atroz el desmoronamiento.

Puedo emprender una lucha disconforme
batalla de desgaste infructuoso
entre ruedas memorias y conceptos
dejando atrás los juguetes de antaño
pero qué consigo enfrentándome al unicornio de la vida
que me tiene cazado, cautivado.
Me asesta, me arremete
me obliga a continuar los pasos que un día estampé
sin mirar atrás sin mirar atrás.
Y yo bendigo el artilugio que la vida me propone
y sigo mi camino
sin entrometerme en los asuntos contundentes
de la vida misma, de la vida.

EN CLAVE LANGOSTA

Mastodonte de fuego
donde planto mis emociones
sol
para que prendan
mientras bailo desnudo
agitando mi piel
frente al espejo de luces
sin reflejo.
No importa. La expresión
basta en todo instante
arde por dentro y por fuera
la tierra envidiosa
me rechaza qué más da
yo sigo con mi danza grotesca
desnudo ya sin piel
esparciendo el fuego
emociones que ninguna estrella
ha de consumir.
Aunque se escape el veneno
y el mar quiera tragarte,
a fin de cuentas lanzarás tu cayado
sobre esa sal humedecida
y cuando cruces las aguas
qué risa,
no sé si llorarán
pero un pavor demacrado
se grabará para siempre
entre sus piernas.
Comprenderás que se acercan
tus días sin lágrimas.

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