MIRADA
La última vez que nos miramos no
querías rendirte a la soledad. Tu piel
curtida, experiencias arrugadas
en manos temblorosas que tanto asieron,
tantos artilugios compusieron y
descompusieron,
ojos que no conocían
ni el verde de tus propios ojos
ni el rojo de una sangre añeja.
Aprendieron de memoria
la ternura, el sinsabor, el sitio exacto de un color
en el semáforo de la vida.
En tu piel con arrugas moteada de lunares
-mapa esgrimido en miles aventuras-
puedo perderme sin contratiempos,
darle cuerda al reloj,
(el nombre de tu padre incrustado al
otro lado del pequeño rubí) y
seguir disfrutando de mi espacio interior.
No quiero evitar el recuerdo de tus ojos,
tú, última vez que nos miramos.
DECRETO COMPUTERIZADO
Esta noche te convertiré en imán,
atraerás a todos los destinos
hacia tu regazo.
Para los que le falte hierro,
me encargaré de esparcir
tu magnetismo.
Serás mi triángulo particular de las Bermudas,
donde puedan adentrarse quienes quieran
descubrir todo tu amor, mirada
tuya apasionante y diáfana
las risas contagiosas,
el discernimiento,
y la pizca del humor resbaladizo
con el que envuelves los enunciados
más certeros.
Si esto no es posible, esta noche
transformaré tu melodía en heroína
la transportaré sobre caballos y armaduras
a mi Valhalla universal,
como antaño hicieron las Valkirias después
de la batalla.
En resguardo esparciré
la facultad de tu palabra,
ingenio de luz y de color
para que puedan recorrer sin contratiempo
espacios infinitos, a través
de ondas invisibles que ensamblan
corazones y rincones.
YO, Procesadora Digital Microelectrónica.
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