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AL TACTO


La memoria
entre los surcos
dedos arrugados
yemas de naranja
tocan y adivinan el futuro
perciben los olores
de otros días, para
compensar.
Tan solo un leve tacto
y todo el rostro queda dibujado
grabado en el disco duro.
No serán necesarias, pues,
ni muros ni palabras
acaso un silencio estremecido
dedos de fibras, filamentos
para envolver los alientos
capaces de registrar todas
las memorias
en el microchip del Universo.

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