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TRAVESÍA

TRAVESÍA

No sé de dónde vengo
quizás de la orquídea que se atrevió a brotar
entre las rocas más áridas y duras
de un volcán apagado, o de la piedra misma.

¿Y dónde estoy? Frente a la muralla inmensa
que mis opresores erigen, según ellos,
para salvaguardar mi honra y
poder envenenar sin contratiempos
mi lucidez de obscenidades,
pobre sustancia imbuida en solución salvífica.

¿Adónde voy? En busca
de mi ser, perdido entre las bombas
de supuestos salvadores, hacedores de milagros
a punta de navaja, supremacía de la fuerza.
En busca del sitio donde puedan anidar las aves
respirar hasta el último animal marino
germinar la más quebradiza de las plantas,
copular todos los seres como acto de pasión
o de ternura. Al lugar donde pueda plantar
mi orquídea sin tener que suspirar por la única gota
del agua que tuvieron a bien proporcionarme
los consabidos redentores. Allí,
en mi último acto de honradez
ofreceré mi flor y mi palabra
a quien quiera, algún día, recogerlas
para seguir adelante.

Comentarios

ecasual ha dicho que…
Sabia decisión.
Gran poema.