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Mostrando entradas de marzo, 2015
CENA DE HIEL La cena está servida treinta cucharas para devorarla. Treinta comensales perpetuos que no saben de la brisa sí del hambre, acaso de la fiebre y el fracaso acaso. La cena está servida. Ya no saben qué es llorar, que también cuesta. Lo que no se puede suplir que se mitigue con los sueños cucharada a cucharada (de plástico de tira y pon) anhelos sin muchas perspectivas con cada engullida dulce-amarga como la vida misma. Cena de hiel que un corazón caritativo ha ofrecido para hoy, pan, ¿qué para mañana? 
OTRA VEZ Mentiras de siempre otra vez en el televisor, la prensa, en internet. Nuevos embusteros que quieren embaucarnos comernos la mollera con engaños y nosotros que sucumbimos. Lo que queremos no son flores consuelo para tontos ayudas para distraer esperanzas que no lo son. Dejad de bombardearnos con guerras de otra esquina (siempre siempre intencionadas, igual que la noticia). ¿Sabéis? Con dignidad, con vuestra dignidad sería suficiente. Pero no, tenéis que fabricaros nuevos muñecos de cera o de hoguera palacios portentosos esperanzas narcotizadas pueblos imbéciles que os besan el culo. Y así seguir la juerga. A fin de cuentas la dignidad os importa un bledo. No os llena el bolsillo ni la ambición. ¿Existirá la palabra ética?
FRENTE A LA TUMBA Pongo las piedras de rigor sobre la tumba. Sin llanto o artificios enterrados quedan los mitos de antaño el abandono la invocación inútil. Enterrados quedan desasosiego mirada inquisidora ira/frustraciones/miedo odio/pesadumbres mente de estrechas miras. No he querido pronunciar la plegaria austera inexorable para disipar los monstruos. Más bien evoco un canto, melodía tolerante no volver a perder la dignidad la chispa serena, expectativa. Enterrados quedan, piedras.