En el camino, presagio, la libertad me tentará de nuevo. Le tenderé la mano, olvidando grilletes del pasado. Mi mirada, sometida la melancolía, alargará el instante, me abrazaré a su tiempo de piedad soplo de ternura. Entonces, creo, descubriré el reposo alejaré monstruos y desvelos. Y diré: no hay vuelta atrás, momento perdido. Casi sin moverme me asiré a su cintura, caminaré comprometido a su costado, olvidaré que un día fui incapaz de dejarme arrastrar por su primer aliento.